Romualdo García
Aunque la muerte es algo que inevitablemente a todos nos llegará, para muchas personas representa uno de sus mayores temores, ya sea morir ellos mismos o alguno de sus familiares o gente cercana, sin embargo en la antigüedad la muerte no era un tema tabú y era tomada de una forma totalmente diferente a la actualidad.
Fotografiar difuntos tiene su antecedente con los pre fotográficos en la época del Renacimiento, como no existían las cámaras, los retratos se hacían con pinturas en el "memento mori", frase en latín que significa "recuerda que eres mortal".
La fotografía post mortem fue una práctica que, aunque nació en Francia en 1839, en México tuvo un extenso uso, sobre todo a finales del siglo XIX y principios del XX en la plena época de la Revolución Mexicana, en donde la muerte era tomada como lo que es: cotidiana y natural.
La cultura mexicana se caracteriza, entre muchas otras cosas, por su relación tan "natural" con la muerte, como en este caso con las fotografías de difuntos.
Esta práctica era muy común entre la clase baja de aquellos tiempos y era una forma en la que las personas podían recordar a sus seres queridos y plasmar para la eternidad su imagen.
México tuvo a un fotógrafo especializado en esta práctica, Romualdo García, él era originario de Guanajuato, y en su estudio hizo muchas fotografías de personas muertas, sobre todo de niños pequeños.
El "fotógrafo de los muertos", como también se le conoce, acomodaba todo en su estudio para retratar a los difuntos llevados por sus familiares, los maquillaba e incluso les vestía. A algunos les abría los ojos para poder darle a la fotografía la apariencia de que seguían vivos y poder así conservar una imagen más "real" para sus familia
Incluso en el Museo Regional de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato tiene una exposición que exhibe 150 fotografías del autor, en donde se muestran fotografías post mortem de los mexicanos en la época de la Revolución.
Fuente:
Gabriela Nava.
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