La historia de los cacahuates japoneses se remonta a 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial. De acuerdo con el escritor Aurelio Asiain, el japonés Yashigei Nakatani fundó una de las primeras empresas que trabajaron este producto.
Nakatani llegó a México en 1932 para la elaborar botones de concha, como empleado de la empresa El Nuevo Japón, almacenes que competían con Liverpool y El Palacio de Hierro.
Estas tiendas pertenecían al señor Kato Shiokai, y para operar en México, su yerno, Heiji Kato, vino a vivir a nuestro país. La característica principal de estas tiendas, era que la mayor parte de su personal eran japoneses. Por supuesto, entre ellos está Nakatani.
Lamentablemente, las tiendas tuvieron que cerrar en México, y el botón de concha dejó de elaborarse, por la Segunda Guerra Mundial.
Esta fue la situación que originó la elaboración de los cacahuates japoneses.
Para no regresar a Japón Yashigei Nakatani incursionó en la elaboración de alimentos. Preparaba cacahuates en un local muy pequeño en el mercado de La Merced, y ahí los vendía.
Como los clientes iban a comprar al local, de ahí fue que le dieron el nombre de “cacahuates japoneses”.
Nakatami se casó con una mexicana y por esta razón pudo quedarse en nuestro país a trabajar. A diario salía a vender sus cacahuates para mantener a su familia, de ahí se le puso el nombre de Nipón a la empresa.
A partir de 1950 y hasta 1975, los principales clientes del negocio eran los comerciantes de La Merced y la Central de Abastos, esto permitió que dejara de ser sólo un pequeño establecimiento. A partir de 1975 se convirtió en una empresa y para 1977 registraron la marca.
En su libro de memorias “Ese árbol aún sigue en pie”, Yoshigei Nakatani relata que cuando era joven, trabajaba en la fábrica de dulces de Sumotoshi, su pueblo natal. Ahí aprendió a elaborar muéganos, que luego vendería en México y que serían los precursores de los cacahuates japoneses.
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