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El condenado

Celio Ramírez
En el pueblo de Teocaltiche, Jalisco, durante el siglo XIX vivía en la finca que hoy conocemos como el Hotel Jalisco, don Celio Ramírez, quien fue el más sobresaliente de la francomasonería Teocaltichense. 
por su repudio al catolicismo tan arraigado en el pueblo, por su forma de expresarse de la iglesia y más que todo por su gran fortuna, a él se le atribuía que tuvo un pacto con el diablo y estaba condenado. 

Una noche estando en su recámara sostuvo conversación con el mismo demonio quien le ofreció grandes riquezas y éxito en sus negocios a cambio de su alma. Don Celio accediendo sin reparo alguno aceptó. 

Se dicen muchas cosas sobre don Celio, una de ellas es que en una ocasión caminando por el mercado municipal llegó a una carnicería y acercándose al caso de las carnitas pidió una cantidad exagerada de estas, para después comerlas frente a las personas más pobres como presumiendo de gran fortuna, pero en vez de seducir el hambre de las personas provocaba asco, pues él gloriándose, el hambre veía la carne, saboreaba la carne, pero las personas solo veían que él comía sapos a mordidas de aquel plato tan bien servido. 

Otra de las historias que se cuentan de este personaje, es que en la gran finca, en la que vivía él y una criada quien le hacia todos los trabajos del hogar, en una ocasión se escuchó que alguien llamó a la puerta, saliendo a atender el llamado el mismísimo don Celio. Para su sorpresa, al abrir la puerta se encuentra con el Sr. Cura de la Parroquia quien había estado todo el día recolectando provisiones y enseres para los pobres. Don Celio, hinchado de coraje le grita y lo corre de su propiedad, dándose cuenta la criada del mal trato que le hizo don Celio al sacerdote, se escapa de la casa para alcanzar al Sr. Cura diciéndole que ella le proporcionará lo pedido semana con semana por medio del caño del patio que daba hasta la calle, y así sucedió hasta la muerte de don Celio.

 Cuando esto sucedió, lo intentaron sacar de la casa para darle sepultura, pero para sorpresa de los presentes, no cupo por la puerta de entrada, y al no caber, lo tuvieron que sacar por el caño. Se cuenta también que por las noches él acercaba una carreta alada por dos bellos caballos la cual cargaba con una cantidad exagerada de monedas de oro, que noche con noche el diablo le proporcionaba, y estas eran llevadas a varios puntos en el pueblo y sus alrededores para esconder tan gran fortuna. 

También se cuenta, que antes de morir intentó reconciliar su espíritu con la Iglesia, pero sus hijos no lo permitieron en vista de que durante su vida nunca lo hizo, por lo que su alma pena todas las noches por las calles principales y en la finca de la jabonera, conduciendo su carreta con una presencia demoniaca que enloquece a los noctámbulos. A este personaje se le adjudica otra leyenda más, pues se dice que al valiente que se atreva ir a rezar por su alma al cementerio, él le entregará toda su fortuna o le arrebatará la vida por haberle molestado, la tumba de don Celio Ramírez es muy notoria en el panteón de “Los Ángeles” teniendo de frente el panteón, en la esquina izquierda. 

Fuente:
Diego Martín Gómez Pérez

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